Por RELACIONESABIERTAS
Salir del policloset, como le decimos, a veces es complicado porque requiere tener cierta seguridad contextual con la que no contamos, como la salida de cualquier closet: un espacio donde habitar, un ingreso económico que te permita vivir y alguna(s) persona(s) que te sujete la mano y te acompañe a transitar el camino por fuera de la norma social. Si tenemos la posibilidad y el deseo de salir del closet entonces tenemos que aprender a lidiar con la exposición y abordar una tarea cuasi educativa. La mayoría de las personas no saben que existe el poliamor o lo que es una relación abierta o cómo funcionan las no-monogamias en general y muchas son amables pero otras tantas no.
Una se encuentra con miles de comentarios peyorativos sobre su vida afectiva y su persona que tienen más que ver con los roles sociales que se nos asignan como sujetxs que conformamos comunidad que con nuestra vida íntima e individual. Esos comentarios hablan más de cómo quiere la sociedad que seamos que sobre lo que realmente somos. Por ejemplo, mucha gente opina: “vos no podés ser madre con esa forma de vivir” pero de hecho en ese momento vos ya estás criando dos pibes que son felices y saben en qué tipo de familia viven, el tema es que no podés ser madre de esta determinada forma. O “es imposible no sentir celos si tu pareja está con otra persona” y vos hace años que no sentís celos y no es una vara para medir el amor, y si te llega a suceder no es el fin de los días ni tu problema más importante.
Sin embargo también hay muchos buenos comentarios y eso no significa que la gente tenga que ir felicitándote por la calle, sino que son comentarios abiertos, de duda e inquietud, de curiosear en el amor y las relaciones. Te sonríen, te preguntan, se piensan en tu lugar. De repente se abre un espacio para hablar de relaciones y amor.
Y eso es interesante porque los espacios para hablar de amor y relaciones son casi nulos, faltan, es innegable que además la gente quiere hablar y no encuentra dónde hacerlo. Me ha pasado de escuchar historias larguísimas sobre el amigo de mi amiga, sobre mi ex pareja, sobre mi hija que es de otra generación, sobre lo que me pasa en mi sexualidad, sobre lo que yo no sabía o sí sabía sobre algo y eso me afectó, infinidad de cosas que me cuentan. Estoy convencida que esos espacios hay que tomarlos, tienen mucha fuerza.
La novedad está en contarlo porque la infidelidad es un hecho.
Por otra parte lo que resulta novedoso no es la simultaneidad sino que no entres en la lógica de la infidelidad, tanto es así que enseguida aparece el mote de “cornuda consciente”
Claro, en general damos por asumido que la infidelidad es un hecho. Cuando alguien dice en público que es infiel, que tuvo una aventura o que las tiene regularizadas, al estilo: otro celular, otra agenda, otra casa y así al infinito, no genera tanto escándalo, ni tanta pregunta, ni tanto cuestionamiento. La infidelidad está institucionalizada y es parte de una modelo relacional y social. Ser “fiel” es algo que casi no existe, por supuesto que hay gente que se compromete con el acuerdo de exclusividad sexual y afectiva (yo he sido una) y lo cumple pero no es la regla, no es la norma. La infidelidad está ahí y es común que se la use.
Hace rato que venimos hablando de lo instaurada que está, de cómo es poco cuestionada y de cómo y cuán difícil es “juzgar” a las personas que la practican, de la cantidad de situaciones particulares que puede haber en la vida afectiva y sexual de las personas ¿Están rompiendo un pacto? Sí. ¿O no? Hay muchas matrimonios tradicionales que tienen lo que dentro de las no-monogamias sería el equivalente al “ojos que no ven corazón que no siente” saben que están con otra gente pero no se habla del tema, y lo más importante eso no se hace público, si se hace público entonces ahí sí hay un problema. Y otras preguntas que se nos ocurren: ¿Es posible que el pacto de matrimonio entre dos personas permanezca estable y sin cambios a lo largo de, por ejemplo, 25 años de historia amorosa y sexual y que sea posible mantenerse igual de estable y sin cambiar durante 25 años de vida? ¿Qué sucede si hay deseo de querer explorar tu sexualidad y explorarla con otras personas que no sean tu pareja? ¿Qué hacés? Sos infiel o abandonás la idea, incluso hay gente que propone una apertura sexual porque la búsqueda no tiene que ver con el reemplazo de la persona con la que compartiste la vida, el matrimonio, los años, el tema va por otro lado que pareciera que no está contenido en la pareja monógama.
Lo disruptivo de vivir relaciones sexoafectivas abiertas es hacerlo público. O vivir el poliamor pero si contarlo.
Contarlo, hacerlo público es un tema y no sólo por salir del policloset y el qué dirán.
Contarlo primero con quienes querés vivirlas, porque de otra forma es el famoso: “soy poliamoroso pero mi pareja no lo sabe” Y lo difícil que evidentemente es eso! Una de las consultas comunes y más frecuentes es “no sé cómo decirle a mi pareja que quiero tener una relación abierta”, lo cual habla de lo idealizada que tenemos la comunicación y de que ni siquiera en la pareja hay espacio para hablar de amor y relaciones! Una locura.
Y segundo contarlo a tu entorno, a cielo abierto, a calzón quitado, como dicen, sin mentir. Esto último es un escándalo. La resistencia está cuando lo querés contar, cuando tenés el tupé de decirlo. Te preguntan: “¿Hace falta que la gente se entere? ¿Qué voy a contestar yo si me preguntan por vos?”, frases de padres, “no sé qué tenés que andar reafirmando, si es tu vida privada…”, “si estás tan segura no sé para qué querés que se sepa”
En general hay un par de frases que aparecen casi sin dudarlo el día que decidas hablar con alguien de esto. Y es bueno saberlo ahora porque te da la posibilidad de meditar la respuesta de antemano o por lo menos dilucidar posibles intervenciones con las que te encontrarás.
3 cosas que te dicen cuando contás que sos poliamorosa o tenés una relación abierta
Algunas frases son repetidas miles de veces en respuesta a tu relación sexoafectiva abierta. Las personas solemos decir siempre más o menos las mismas cosas, no somos muy originales como sujetxs sociales. Hay pensamientos automáticos asociados a casi cualquier cuestión y con el amor, el matrimonio, la pareja, la familia y la sexualidad, muchísimas más porque son áreas de “dominio público”. Muchas de estas frases se constituyen como los grandes prejuicios contra las no-monogamias y se repiten hasta el hartazgo sin ningún tipo de procesamiento.
1- Yo no podría
Aunque esta frase parece muy odiada en la comunidad no-monógama, para mi es de las más interesantes. Primero porque no están hablando de vos y segundo porque hay un intento de pensar el tema aunque sea superficialmente. Se da un auto-cuestionamiento instantáneo, un pensarse asi mismx en esa situación casi inmediatamente, aunque no lo estén haciendo de forma voluntaria. Y eso supongo que es porque hay algo del planteo de las no-monogamias que interpela, identifica, te hace preguntarte algo, al menos: ¿será que hay otra forma de vivir el amor? “yo no podría, tengo estos límites o estas dudas” pero ya se lo están preguntando.
2- Eso no es amor
Se pone en cuestionamiento tu decisión y la de tu compañía apelando a una forma de amar establecida como LA única forma, que además es histórica y que no siempre tuvo que ver con la exclusividad y menos con el matrimonio monógamo. Al margen se agregan conclusiones como: si ESO no es amor entonces es otra cosa como: falta de compromiso, sexo sin limites, algo superfluo, egoísta, de gente que no sabe lo que quiere y falta de respeto aunque llegar a tener una relación abierta es algo que requiere mucho más compromiso que una relación monógama con sus reglas bien puestas.
3- Son infieles conscientes
Frases populares si las hay! Se asume que no existe otra forma de hacerlo que dentro de la monogamia, o sea con la infidelidad. ¿Y qué esperamos que la gente diga? Son las métricas con las que se piensa alrededor de la pareja. Por supuesto que esto habla de la falta de información y de difusión de las no-monogamias pero también de cómo la gente necesita hilar con algo que sí conoce y maneja. Incluso, muchas personas te lo dicen positivamente “ah! son cornudos conscientes, me parece más honesto y más transparente”. A veces, incluso, se apela a que de esta forma se “reduce la culpa” de estar con otra persona e incluso es necesario porque nuestra sexualidad ya no funciona. Creencias que hay que ir desarmando.