Operacion Caca Pis. Celos e inseguridades.

Por RELACIONESABIERTAS

En el día de ayer efectuamos con nuestro hijastro (qué palabra horrible hijastro, parece de telenovela) la operación LIBERTAD CACA PIS, que consistía en que después de varias vueltas en la bici sin rueditas y de recorrer varios kilómetros juntos, por primera vez iba a dar una vuelta manzana entera, él solo solito, justo en la puerta de mi casa.

 

Esto viene porque unos días atrás me preguntó “cómo es la libertad de ser adulto”, y después de varias explicaciones me di cuenta de que necesitábamos ponerlo en una experiencia palpable con la bici.

 

Encima mi cuadra es una cortita de pocos lotes, digamos de 60m x 100m aproximadamente. El daría la vuelta en menos de 3 minutos. Los que conocen Ranelagh saben que las cuatro calles son totalmente pacíficas, pasan más o menos 10/20 autos por día en total y son siempre de vecinos. Era el lugar perfecto para que pongamos en marcha la operación. 

 

Entonces ayer le puse el barbijo, le inflé la bici y le dije 

 

  • Pequeño, hoy es finalmente el DIA L. Efectuaremos la operación LIBERTAD CACA PIS ¿Querés saber lo que es ser libre como adulto?
     

Lo pensó un poco y me dijo:

  • Si Si Siiii!

 

Preparé el mate con el termo, repasamos las instrucciones, qué hacer si pasaba algo y cómo yo lo buscaría si tardaba mucho, total estaba a la vuelta. 

 

Pero bueno, una vez que estaba dando la vuelta digamos que el culo se me frunció un toque: Por primera vez el pibe no estaba a la vista y estaba solo en la calle. 

 

Pasaron unos minutos más, que fueron como eternos. Me acordé cómo había visto un choque en esas mismas pacíficas cuadras unos años atrás. El asfalto no estaba tan nuevo tampoco. Y desde que arrancó la cuarentena que afanan un celular por semana por el barrio ¿Y si se cruzaban al pibe y le sacaban la bici?.

Para peor… ¿Y si se cruzaban la bici y SE LLEVABAN AL PIBE?

Se me cruzaron por la cabeza todas las temporadas de catástrofes barriales de Enrique Sdrech y Mauro Zeta que ví en el “noticioso” desde que soy pibe.

 

Por supuesto que me hice el canchero porque Chechu y Flor me estaban mirando (escrutando inquisitivamente diría yo) y puse mi mejor cara de macho alfa pecho peludo lomo plateado argentino-sin-dudas que cría a su pichón de lobezno. 

 

Enseguida dobló la esquina la camioneta de mi novio, bajó, le ofrecí un mate y le conté:

 

  • ¿Sabés donde está el pibito? Está dando vuelta manzana solo con la bici!

  • ¡Noo! ¿En serio? ¡Es joda!

  • No no es joda, si, efectivamente, está dando la primera vuelta ahora mismo.

 

Él abrió los ojos y me puso cara de “lo que estás haciendo es arriesgado, pelotudo” y se me frunció un poco más el ya fruncido ojete imaginando que tal vez tendría razón.

 
Además de la tragedia (que INMINENTEMENTE YA ESTABA OCURRIENDO en mi mente) me iba a tener que que bancar las caras de “sos un padrastro luchón irresponsable” y posteriormente las gastadas por espacio de un año y medio con respecto a este tema, como cuando efectuamos la fallida operación “SALTO CACA PIS”.

 

Dicha operación databa de cuando le quise enseñar a “saltar” de un juego de la plaza a los 5 años y terminó cayendo desde un metro como una bolsa de papas cabeceando directamente al piso como cabeceaba Trotta en Estudiantes de La Plata.

 

Bueno la cosa es que un instante después de este mal flash apareció el pibito a lo loco en la bicicletita esa que le compramos hace años, toda emparchada y arreglada con precintos y alambres. Super contento, sonriendo súper feliz, gritando súper enajenado  “LIBERTAD CACA PIS! LIBERTAD CACA PIS!” con el puñito arriba como si fuera un sandinista en el 80. 

 

Quería dar otra vuelta más en “libertad” y terminó dando como 7 u 8, lo cual le vino bárbaro para que tenga una experiencia directa de cómo es manejarse cerca de casa con la bici y que es posible estar solo y pasarla bien y blablablabla.

 

Además a mi me vino bien porque me aseguraba que él iba a estar cansado para la hora de la comida y no iba a romper las pelotas saltando en la mesa como si fuera un cocainómano mientras yo quiero comer los fideos con pesto tranquilito.

 

Cuando entramos a casa me dice:

  • ¡¡Esto fue lo mejor que hice en mi vida!! ¿Así es ser adulto?

  • Y... mas o menos, hay que agregarle otras cosas un poco más complicadas, pero sí, algo así es.

  • ¿Mañana salimos en Bici juntos hasta Berazategui? ¿Y en el verano vamos por Pereyra?

 

Por supuesto que nadie supo de la tragedia “inminente” e inexistente que se me pasó por la cabeza en esos 5 primeros minutitos. Largué el mate y abrí una cerveza para ver si amortiguaba un poco la cabeza.

 

Esa pequeña experiencia me hizo pensar bastante. ¿Qué hubiera pasado si el pibe se caía la primera vez que daba la vuelta solo? ¿Y si veía que le robaban el celular a alguien? ¿Y si simplemente lo corría un poco un perro? O vamos a algo más trivial ¿Y si simplemente se acordaba del miedo que le tiene a las arañas y no podía terminar la vuelta solo? ¿Cómo hubiera sido esa experiencia para él?

Por supuesto que no hubiera tenido la misma seguridad para querer salir al día siguiente a andar en bici. Probablemente hubieramos tenido que insistir y tratar de repetir la experiencia acompañandolo o ver películas de pibitos que andan en bici  y aún así no había ninguna seguridad que lo hiciera de nuevo.

Eso me recordó que desde que abrimos la pareja con Chechu, el tema de los celos y las inseguridades estuvieron siempre en nuestras charlas. 

Pero yo nunca sentí celos. Nunca jamás. 

Eso al principio me llevó a pensar: ¿Será que no la amo verdaderamente que no tengo celos con ella? Luego: “no, eso no tiene nada que ver… pero algo raro debo tener”. Finalmente con la pareja abierta y super felices, terminé aceptando que simplemente es algo que me ocurre a mí y ya, sin razón.

 

Pero hoy me dí cuenta de que eso también es un engaño.

 

¿Justo YO iba a ser un tipo super superadísimo? Yo siempre fui una persona con inseguridades. No se si GRANDES inseguridades, pero inseguridades como todos. No afectivas, tal vez laborales, académicas, económicas seguramente. ¿Cómo es que no siento celos?

 

Sin duda que alguna cosa pensé o procesé de forma diferente, pero cuando abrimos la pareja Cecilia era mi “vueltita en bici solo”. 

 

Ella siempre se preocupó por mí, me escuchaba, estamos siempre juntos en mil proyectos, invertimos, laburamos juntos, nos íbamos de vacaciones, nos arriesgábamos juntos. Con ella dí la primera vuelta y quise dar muchas vueltas más y aquí estamos juntos dando vueltas juntos, por separado y solos también. 

 

Por supuesto que con ella y con mis nuevas relaciones pasé y paso por momentos de inseguridad, como todo el mundo. Sin embargo yo tengo en la memoria lo feliz que puedo ser dando la vueltita solo. 

 

Digamos que en comparación yo sé que me puedo sobreponer a que un perro me ladre y hoy con 36 años también a que me roben el celular y la bici también. Son cosas que pasan, puedo interpretarlas como cosas que pasan y nada más sin ver que atrás de esos eventos habrá una catástrofe irreversible. Hoy todos mis afectos me transmiten esa seguridad también. 

 

Pero ¿Cuántas personas pasan por esas sensaciones de catástrofe irreversible al abrir la pareja?

 

Incluso antes de andar “mi primer vueltita solo” con Chechu, mis padres y el ambiente pacífico (aunque italiano) de mi casa fueron mis “rueditas”. 

 

Nunca presencié una pelea, ni siquiera una discusión familiar, jamás. Cuando en la casa de algún amigo vi una pelea de pareja por primera vez, fui a mi casa y lo conté. 

 

Mi viejo escuchó circunspecto y me dijo: “Qué pena que se traten así” y miró hacia otro lado con el seño fruncido, como no queriendo saber eso de los padres de mi amigo. Ese recuerdo me hizo ver cómo yo tenía que tratar de no pasar por eso ya que era desagradable y arruinaba momentos de la familia.

 

Pero ¿Cómo sería mi vida afectiva si no hubiera tenido esa experiencia? Tal vez yo estaría también siendo celoso y tratando de construir una memoria afectiva en que las cosas fueron bien y sobretodo que YO las puedo poner bien si hay problemas con mis relaciones.

 

El gran engaño que sufrimos es pensar que esto es “así” porque “yo soy así” y punto. Ese engaño lleva a dos errores: Primero, pensar que las cosas no pueden cambiar. Y segundo, ignorar completamente los mecanismos con los que podemos retomar la masa y el cincel para seguir construyendo constantemente la seguridad en nuestra vida, solos, en pareja y en parejaS. 

 

A todos los que estén allí afuera tratando de andar el poliamor, con “rueditas” o dando la “primera vuelta solos” quisiera saludarlos con camaradería a la distancia.

 ¡LIBERTAD CACA PIS!

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