Por RELACIONESABIERTAS
Terminé eligiendo la monogamia, pero mi tiempo en el umbral poli me dio una nueva perspectiva saludable sobre el amor y el sexo.
“Cuando me dejan, generalmente es por El Único,” me dijo mi amante, Charles. Estaba efusiva por el nuevo hombre en mi vida, y Charles se estaba ajustando admirablemente a las noticias. Pero él tenía que hacerlo. Ese es el trato para un hombre en un matrimonio poliamoroso y abierto que sale con múltiples parejas.
No fue una sorpresa para mí que haya conocido al Único mientras estaba involucrada con Charles. A pesar de las profecías de desastre de mis amigos y familia porque salía con un hombre casado, sabía que estaba más abierta a enamorarme de lo que alguna vez había estado antes. No puedo contar la cantidad de veces que escuché “Estás perdiendo tu tiempo” o “Nunca vas a conocer a nadie más.” Pero me mantuve a flote por la confianza y la felicidad que trae una relación saludable, estaba más abierta a reconocer al hombre indicado cuando llegara. Y mis experiencias en la periferia de la no-monogamia me enseñaron mucho sobre relaciones, lecciones que estoy aplicando en mi nueva relación monógama.
1. Te vas a sentir atraído por personas fuera de tu relación.
Tener una relación abierta nunca fue mi objetivo, pero no voy a esconder la cabeza debajo del ala. La verdad es que mantenerse monógamo es un desafío. Tiene que serlo, sino no habría tanta infidelidad. Reconocer esto inevitablemente significa que mi novio y yo podemos lidiar con eso desde adentro de nuestra relación en lugar de pretender que sólo tenemos ojos (y quizás manos, labios y todo lo demás) para el otro.
2. La confianza es mucho más que ser monógamo.
La confianza es saber que alguien va a regresar, no creer que nunca va a irse. Los niños pequeños que ven regularmente a sus padres salir y regresar se sienten mucho más seguros que aquellos que no están acostumbrados a que los dejen solos. Cada vez que una persona te elige, afirma tu relación, incluso más si tiene la elección de estar con alguien más. Si tu pareja está coqueteando con alguien más pero vuelve a casa con vos, lo hace en libertad. Podés confiar en esa elección más que si no le permitieras explorar la admiración de los demás.
3. La única forma de tener completa confianza es hablando sobre todo.
Comunicarse antes de tener problemas interceptará a la mitad de ellos. Hablar mientras hay problemas resolverá la otra mitad. Charles y yo nunca discutimos porque nunca nada llegó al punto en el cual se generara resentimiento. Nunca tuve que suponer o asumir nada. Sabía todo lo que quería saber. Si cualquiera de nosotros se sentía inseguro, lo hablábamos. Si, y en realidad quiero decir cuando, vos o tu pareja empiezan a sentirse atraídos por alguien más, crear un lugar seguro para hablar acerca de eso elimina gran parte de la amenaza.
4. La mayor amenaza para una relación sos vos, no otras personas.
Las personas felizmente en pareja no se van por alguien más. Una aventura de una noche puede pasar en la mejor de las relaciones, una breve emoción de la que luego se arrepienten, usualmente porque los descubrieron. Pero alguien que está infeliz, resentido y aburrido porque sus necesidades no están siendo cumplidas va a abandonarte algún día sin importar si tu relación es monógama o poliamorosa.
5. Tu pareja no es suficiente.
En una relación poli, otras parejas pueden ser la fuente de felicidad, autoestima y satisfacción. Los monógamos tampoco deberían confiar en sus parejas para todas estas cosas todo el tiempo. Tenés que tener amigos, hobbies y lugares separados de tu relación y no esperar que una persona sea amante, amigo, padre, niñera, porrista y consejero.
6. Tu pareja necesita saber qué tan importante es para vos.
Aún sabiendo que Charles estaba haciendo malabares con múltiples parejas, nunca dudé de que tan importante era para él, porque él nunca dejó un vacío de información que yo tenía que llenar. Todo el tiempo me dijo lo especial que era; me mandaba mensajes para hacerme saber lo mucho que anhelaba volver a verme. La falta de apreciación hace que tu pareja se vuelva necesitada e insegura, no compartir tu tiempo y afecto en el trabajo, con amigos o la familia.
La vida diaria en las relaciones de largo plazo puede hacer que sea difícil que se sienta la emoción, mucho más comunicarla. Tengan citas nocturnas en lugar de tirarse en frente del televisor juntos y hagan que la acumulación de esas noches sea tan una parte del evento como las mismas citas. Charles y yo nunca tuvimos la típica actitud de pareja de estar tirados con ropas desfavorecedoras, y eso hizo que cada encuentro tuviera chispas.
7. No es una competencia.
Siempre sentí que los novios anteriores me comparaban a otras mujeres. Algunos de ellos directamente señalaban a las mujeres atractivas que eran más flacas, jóvenes, o, en un caso, que actuaban más inocentes que yo. Otros no, pero aún así asumía que estaba en riesgo cuando una mujer más flaca, joven y atractiva estaba alrededor. Salir con Charles significaba que iba a tener que reconciliarme con ser una de muchas, pero también descubrí que eso no disminuía mi atractivo. Dejé de resentir a otras mujeres o verlas como competencia, porque yo no iba a perder lo que tenía si él también estaba con ellas. Como resultado, estoy mucho más a gusto con otras mujeres de lo que estaba antes, lo que es algo bueno para todos los aspectos de mi vida, no sólo para mi relación actual.
8. Las expectativas son todo.
Cuando me involucré por primera vez con Charles, él resaltó la letra pequeña. Nunca iba a abandonar a su esposa. Sólo iba a quedarse si era acordado previamente. Su esposa iba a saber sobre mí (ella es tan activa en el mundo poli como lo es él), y él no pensaba que pudiera estar enamorado de dos personas al mismo tiempo.
Al manejar mis expectativas, no me choqué contra una pared de ladrillos intentando hacer que mi relación fuera algo que no era. Era libre de disfrutar de todas las cosas que él brindaba. Amistad, apoyo, buen sexo, una conexión emocional, pero no “amor”.
En mi nueva relación, el alcance de mis expectativas es más amplio y profundo, pero algo que sé que nunca va a pasar es que vayamos a vivir juntos. Vivimos en países diferentes, y ninguno de nosotros quiere mudarse, así que acepté eso. No estoy esperando secretamente que él cambie de idea mientras más se enamore, lo que significa que no estoy almacenando decepciones para el futuro.
9. El final no es el fin.
Las relaciones poli menguan, fluyen y se superponen más. Tienen más tendencia a desarrollarse en algo más que en terminarse. Charles es amigo de todas sus amantes anteriores. Yo siempre odié a los míos al final o, como mínimo, sentía una falta de interés muy cercana al odio. Pero Charles y yo no tuvimos dramas que sobrellevar por la separación, sólo fue un ajuste. Y él está tan encantado por mí como yo agradecida porque él haya limpiado mi cabeza de los malos hábitos a los que me llevó la monogamia. No más celos ni competitividad, ni ocultar mis sentimientos sobre problemas en caso de que mi novio esté de acuerdo conmigo y decida terminar. No voy a permitir que la complacencia y la dependencia se introduzcan sigilosamente.
Son bastantes lecciones que aprendí de un “tiempo perdido”.
Fuente: http://www.salon.com/2014/07/28/what_i_learned_from_dating_someone_in_an_open_marriage
Traducción: Amor Libre Argentina