¿El poliamor destruye la familia?

Por RELACIONESABIERTAS


Esta foto medio desenfocada, sin luz adecuada y fuera de escuadra es una típica foto-de-madre, sacada hoy mismo por mi vieja. Ustedes conocen este estilo de fotografía, me imagino que sus madres sacan las mismas.

En ese momento mi poli-hijo estaba asentando un ladrillo sobre cemento y se escuchaba que la cuchara hacía un ruido muy particular: "Tac, Tac, Tac".

Trataré de darles la explicación del caso: Mi vieja al principio se opuso al poliamor, y aunque hoy tampoco lo entiende por lo menos acepta a mis relaciones y es miembro honorario de los polisuegros.

Pero una cosa es aceptar cómo vive tu hijo y otra muy distinta es aceptar como familia a tu "polinietastro".

Su "poli-nietastro" es hijo de una de mis parejas y encima no de la primera que ella conoció. Hace tres años que lo criamos nosotros con mucho amor y lo HICIMOS familia.

Él le dice "abuela" y mi vieja se lo banca callada pero otras veces contesta "me gusta que me digan por mi nombre, abuela suena a que soy vieja ya" lo que es una forma diplomática de esquivar el rollo de que le él, un polinietastro, le diga abuela.

En los eventos familiares, cenas y navidades estamos todos juntos como una gran familia y siempre hay fotos generales, obviamente. Pero ella nunca fue específicamente a sacar una foto-de-madre con él o de él, talvez para no dar el brazo a torcer. Vaya uno a saber por qué.

Por otro lado está la historia de mi familia de sangre, de mis viejos y de mis abuelos.

Tengo que contarles que mis dos abuelos y una de mis abuelas fueron albañiles. Mi viejo fue albañil y plomero-gasista también antes de terminar sus estudios. Hay mil fotos de ellos tres junto a mi papá cargando ladrillos, haciendo la mezcla y revocando paredes en la casa donde yo nací. Cuando me mudé, mi viejo vino a ayudarme en mi casa y trabajamos juntos durante meses. Es mucho decir que yo soy albañil también, digamos que son un peón de albañil.

Pero ese oficio no solo está en las fotos, está metido en las retinas y en los recuerdos imponderables de la familia: el olor del cemento fresco, el ruido de la pala levantando y girando el pastón (jraack, paf, jraaaack, paf, jraaaack, paf), el tacto de la mezcla.

Son tantos recuerdos que uno ni los tiene presentes hasta que los presencia de nuevo y todos nos sentimos cómodos porque la escena se hace... familiar.

Adecuada frase, "se hace familiar".

Hoy mi vieja vino a casa a ver cómo venía el progreso de la obra y lo primero que vió fue esta escena.

En "nene que le dice abuela" con casi 9 añitos metiendo cemento y armando un pilar doble de ladrillos para sostener los tirantes del piso, entretenidísimo en una tarde de lluvia. Yo le alcanzaba el balde cargado, pero la verdad es que el cemento lo pegaba él y los ladrillos los mojaba y ubicaba él.

Al principio habrá dicho "el nene está jugando" lo que en parte es verdad, pero luego lo vió cuchara en mano golpeando al ladrillo tres veces desde arriba para que asiente bien con esa regularidad muy particular:

- Tac, Tac, Tac.

Yo le vi los ojos a mi mamá. Ví lo que estaba viendo y lo que le pasaba por la cabeza y lo que escuchaba. Imaginé lo que ese sonido detonaba en la cabeza:

- Tac, Tac, Tac.

El mismo movimiento que hacían mis abuelos Ernesto, Natalia y Domingo, que levantaron sus casas y trabajaron en tantas obras:

- Tac, Tac, Tac.

El mismo movimiento que hizo tantas veces y hace mi viejo Pedro en cada ladrillo:

- Tac, Tac, Tac.

El mismo movimiento que hago yo, que ella me vió hacer en su casa y en la mía:

- Tac, Tac, Tac.

El oficio pasó y en esa herencia habrá pasado también esa costumbre cuando cada generación le explicaba a la generación posterior que al ladrillo hay que asentarlo con tres golpes, así "Tac, Tac, Tac".

Mi hijo no tiene mis genes, eso mi vieja ya lo sabe.

Pero los genes no hacen "Tac, Tac, Tac".

Las personas sí hacemos "Tac, Tac, Tac".

Mi vieja sacó su celular emocionada y sacó esta auténtica foto-de-madre: La primer foto-de-madre que le sacó a mi hijo.

El lunes un periodista me preguntó si el poliamor no iba a destruir a la familia. Y yo me quedé pensando la pregunta que encabezó este texto, que viene a estar relacionada con esta otra: ¿la familia es lo que SOMOS o es lo que HACEMOS?

En mi caso, técnicamente ya no hay tres generaciones que pegaron ladrillos en mi familia. Yo lo sé y también lo sabe mi vieja.

Hoy hay cuatro.

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