Me separé pero al mismo tiempo sigo en una relación.

Por RELACIONESABIERTAS

Separarse de alguien o duelar una relación se trata de experimentar la pérdida de una persona entrañable y de todo ese mundo que con ella conlleva la relación, mientras se va construyendo una respuesta emocional de adaptación a esa nueva situación sin esta persona. Es un proceso que requiere equilibrar emociones, pensamientos y acciones que se han desajustado con la pérdida. 

 

Todo esto que sucede durante el proceso de duelo, cuando  tenemos varias relaciones a veces colisiona. Sin embargo aprender a movernos y pensarnos en todo este escenario de compañías varias requiere algunas reflexiones además de lo que llaman la “gestión emocional” 

 

Siempre los mismos finales

Hay una gran necesidad de pensar sobre los finales de las relaciones afectivas, amorosas y sexuales. Existe una gran incomodidad para pensar en no ver más a una persona, o verla menos o proponerle otro tipo de relación y una más grande incomodidad para decirlo. Otro tanto si tenés que pensarlo porque te lo propone tu pareja y no salió de vos, es decir, escuchar que no quiere estar más con vos o que quiere estar de otra forma. Parece que nos olvidamos que es legítimo no querer estar con alguien o cambiar de opinión. 

 

Creo que hay que pensar los finales de una relación en otros términos que no sean los que venimos pensando y en correlación viviendo. ¿Por qué se viven las “separaciones” de una forma tan homogénea, tan tan homogénea que si vos querés seguir teniendo una relación de otro tipo es casi inconcebible? ¿Es cierto que hay que darle un corte definitivo por siempre y para siempre? 

 

Creo que es fundamental  pensar el amor, las relaciones y los sistemas donde convivimos con todo esto para reflexionar en los parámetros de separaciones que manejamos y que nos quitan la posibilidad de conocer y vivir un montón de otras situaciones. 

¿Es casualidad que todos las separaciones terminan igual de mal? Con peleas en el medio, discusiones, “no te veo nunca más”, defenestrando a “ex”. Esto parece un desencadenante lógico si pensamos en las relaciones que nos ofrece construir el amor romántico y sus recetas para finalizarlas. Y más lógico aún si pensamos que se considera al amor de pareja como el fin último de la existencia.

 

La forma más común de relacionarse de la gente en casi todo el mundo es la monogamia serial, una relación a la vez pero una detrás de la otra. Y según mi parecer las separaciones rupturistas, esas que son “no te quiero ver más”, están directamente ligadas a esta serialidad y a la competencia que arrastra la lógica de pareja del amor romántico. Ahora empezamos con la comparación entre “pareja nueva con ex pareja”, incluso hay gente que se siente muy amenazada por relaciones pasadas de sus parejas. Pareciera que hay una necesidad fija de tener que terminar mal y por siempre porque sino la amenaza se hace más palpable. ¿Qué es eso de que te llevás bien con tu ex? ¿Si te llevás tan bien , por qué te separaste?

 

Un replanteo existencial

Lo segundo que se me viene a la mente es lo curioso que es que cuando nos separamos de alguna u otra forma se desencadena una reflexión sobre nuestra vida entera. O sea, terminar con alguien te abre un mar de preguntas sobre la vida que querés llevar. ¿No es curioso que eso no nos lo preguntemos antes? ¿Pero qué tiene que ver con separarte? 

 

Evidentemente la mononorma de formar la familia feliz ni se cuestiona hasta que te separás. 

Primero el amor romántico parece ofrecer todo una tira de maravillosas situaciones si formás pareja. Si hacés A va a pasar B. Nadie se lo pregunta, nadie se lo cuestiona. Pasa esto y ya. Es el camino de la felicidad a través de la monogamia. Ahora si todo eso no pasa… pues bien… me estafaron. Resulta que me doy cuenta que quería vivir mas cosas o menos, que tengo estos sueños que cumplir y estas experiencias que recorrer y que eso no entra en la caja del amor romántico ni de la pareja monógama tradicional. 

 

¿Y qué pasa con las relaciones abiertas? Hay una creencia bastante difundida que también es algo así como una receta de la felicidad, hacés A y B o mejor aún decís A y B y se desencadena una tira de situaciones divertidas, felices y novedosas. Bueno, pues probablemente también sientas la estafa. Porque esto no es más que trasladar el amor romántico al mundo no-monógamo (Mirá el otro artículo el Poliamor magico tampoco existe http://relacionesabiertas.org/el-poliamor-magico-tampoco-existe) 

 

¿Y qué pasa cuando nos separamos o rompemos un acuerdo? (que ya a esta altura parece que tiene la entidad de la Biblia) Pasa lo mismo que en la monogamia! Pues claro! ¿Qué esperaban? Empieza un replanteo de si “esto es lo que quiero vivir” y probablemente haya un final al estilo “el poliamor no funciona, todxs eran unxs responsables afectivos menos yo” 

 

Es necesario pensar cómo se van transformando los afectos, los amores, las relaciones. Es importante visualizar que el problema no es que seamos 2 o 3 o 4, y  atravesamos la separación de alguien y no sabemos cómo hacer, no tenemos los “tips”, el problema es todo esto. Claro que mejora si tengo algunas herramientas más de comunicación y de atención emocional pero el problema por lo general es mucho más grande que lo que yo, individua, siento con mi cuerpo en este momento. 



 

Las separaciones en las relaciones abiertas, el poliamor, las no-monogamias.

A modo descriptivo me gustaría plantear algunas situaciones que se dan en las relaciones abiertas con respecto a acompañar los duelos y a transitarlos y que son de las que más resuenan en la comunidad cuando se hablan de estas cosas. 

 

En las relaciones abiertas podemos atravesar este momento de maneras muy diversas, porque hay situaciones vinculares que pueden colaborar con acompañar nuestro duelo y otras que no, incluso duelar a alguien a veces se combina con intentar restablecer la confianza con otra de tus relaciones o con estar también evaluando otra separación o con el malestar emocional, laboral o vincular de tu otra relación. Y esto pasa también en grupos de amistades sin embargo sabemos bien que esta división ridícula entre amistad y pareja, propia del sistema de creencias de la monogamia nos permite ser más compasivos con amigxs que con parejas. Hace un año se separó una amiga y la situación fue tal cual esto que describo, hubo quienes la acompañamos los primeros meses, hubo quienes no la acompañaron y hubo quienes la acompañaron hasta el final. En mi caso, la acompañé hasta que yo misma me puse a duelar a otra persona. 

 

Sufrir por ver sufrir a tu relación.

Suele pasar que esta tristeza de la pérdida afecte directamente a tus otras relaciones, de hecho creo que esa es la idea principal, somos una familia, una red afectiva, un grupo de amigxs, el nombre que más te guste, que vivenciamos de alguna u otra forma la misma situación; estamos conectadxs aunque vos apliques el “ojos que no ven” y esa es la idea de construcción de las relaciones que tenemos desde este lado. Si tu relación está separándose de alguien, quieras o no, va a tener impacto en tu relación y en vos. Y está bien, y esa es la idea central. No se trata de esquivar los impactos sino de ver cómo y hasta donde podemos absorberlos de una forma gozosa. Sufrir por ver sufrir a tu pareja es común, y debería ser de lo más común, el tema es cómo acompañar ese dolor sin invadir. Porque cuando alguien se separa y vos bancaste esa relación, no aplicaste la competencia con tu metamor, pudiste manejar los celos, disfrutaste también esa relación de alguna u otra forma, probablemente sea más fácil acompañar sin invadir. Ahora si todo eso no se dio (que también es de lo más común) el acompañar a veces se siente como una invasión porque ese acompañamiento antes, en la “etapa feliz”, no estuvo sino más bien estuvo la reticencia. 

 

Me separé de mis otras relaciones porque no puedo manejar la angustia.

Es bastante común que el cimbronazo emocional de algunas situaciones y los pensamientos desbordantes te generen tal situación de estrés y de abordaje filosófico “¿para qué me metí en esto?” que necesites cortar con todo. Es una salida. A veces es difícil de aceptar para quienes te rodean pero la soledad, al contrario de lo que se cree a veces, para algunas personas, donde me incluyo, es una buena amiga. Lo importante es poder reconocer los momentos, las situaciones, poder separar entre tu momento de duelo y querer la soledad por un tiempo o por siempre. Lo más probable es que en ese momento de frenesí emocional bajonero no tengas muy claro qué querés. Y no hace falta tomar todas las decisiones ya y ahora, podés posponer saber qué querés, ahora estás duelando, que esperen. Lo ideal sería que puedas decir “no sé lo que quiero, pero esperame” sin embargo la vida no es el cuento del poliamor azul o del poliamor rosa, a la persona que sos o con la que te relacionás la acompaña un mundo, un mundo que ha sido inclusivo o excluyente, una mochila de vulnerabilidades, una historia de vida afectiva de familia contenedora o desplazante y mil condiciones más. Cuando se acompaña o se transita se va por en medio de todo esto. Elegir la soledad es un camino válido.

 

No lo puedo compartir porque mi otra relación está con celos y no quiere saber nada

Complicada combinación de momentos. Los celos son una experiencia limitante, en el sentido que hay situaciones que no podés atravesar, que buscás evitar e incluso anular o bloquear del pensamiento. Y esto tiene una razón, algo de todo ello sale en forma de “emoción celosa” para alertarte sobre un supuesto peligro. Muchas personas sienten esta emoción continuamente (que NO tiene que ver con las relaciones abiertas sino con el sistema de creencias instaurado del amor romántico) y ello le impide vivenciar algunas o varias experiencias. No creo que sea una buena idea afrontar un duelo al mismo tiempo que hacés de contención de tu relación celosa y no creo que sea buena idea demandar contención cuando estás sintiendo celos a tu relación que está duelando. Dicho esto, es claro que no siempre esto se puede elegir, las emociones celosas vienen casi sin avisar, (salvo que estés haciendo un trabajo de exploración tuyo y del mundo de las relaciones que te ayude a controlar algo de tu reacción a esta emoción) y las separaciones ocurren sin fecha y horario cierto. Sin embargo, nos conocemos y sabemos que vos estás con celos y yo estoy duelando, sabemos cómo se puede sentir nuestra pareja, podemos empatizar aún en la distancia. Si no podés con los celos o con el duelo, creo que lo mejor es concentrarse en practicar la no- invasión. Dentro de las relaciones abiertas uno de los supuestos es la no-propiedad de las personas y todxs lo repiten hasta el hartazgo sin embargo la no propiedad de las personas no significa “te dejo salir con otrx y por eso no te apropio” sino entender que no somos dueños de los deseos, el goce, la sexualidad, las expectativas, LAS DECISIONES Y LAS EMOCIONES del resto de la gente, sea o no tu relación. No juzgues desde tus celos el duelo de tu relación, no podés decidir sobre lo que siente ni en este momento ni en otro, el problema de tus celos está otro lado no en el duelo de tu pareja y si estás duelando y por un tiempo no podés acompañar en los celos no está mal, recordá que evitarle situaciones a tu relación con respecto a los celos no es una salida que ayude sino que reafirma creencias y comportamientos. Sin embargo, practicar la no invasión es fundamental, no podés exigir que te acompañen a un lugar donde no pueden acceder sea por la circunstancia que sea, celos o pérdidas de gente querida. 











 

 

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